martes, 18 de noviembre de 2014

Barato, barato, barato



El pasado 27 de octubre se formuló por la mesa de contratación nueva propuesta de adjudicación para la redacción del plan director de la rehabilitación de la muralla de Cáceres. La propuesta contempla una oferta de 127.000 euros y un plazo de ejecución de ocho meses.

Es el segundo equipo técnico designado para la redacción del citado plan director; la primera fue el pasado 8 de agosto, por 146.941 euros y mismo plazo de ejecución, una vez excluidas seis empresas en base a un informe técnico del Servicio de Obras y Proyectos del Patrimonio Histórico Artístico de la Junta de Extremadura, por incurrir en una presunta baja temeraria al plantear ofertas económicas muy inferiores al presupuesto base de licitación, considerando que estas ofertas no podían ser cumplidas como consecuencia de la inclusión de “valores anormales”.

Dos empresas afectadas recurrieron en reposición y el Tribunal Administrativo Central ordenó retrotraer las actuaciones para volver a puntuar a las siete propuestas presentadas. Al valorar nuevamente, la mesa de contratación formuló una nueva propuesta de adjudicación a Fraile Arquitecto, que ofertó una rebaja del 45,12%, y cuyo responsable declaró que lo pueden hacer por ese precio y que una baja de entre el 35% y el 40% es habitual en los concursos.

¿en manos de quién estamos? Precipitado sería responder que en manos de ocurrentes y nada cualificados gestores públicos.

 Me explico, si  la base de licitación del concurso era de 231.404,96 €, debemos suponer que era un precio técnicamente bien calculado en función del trabajo a desarrollar. Si el adjudicatario definitivo ha hecho una baja de un 45,12%, llama poderosamente la atención tal bajada de precio, y la primera pregunta que te haces es ¿tan alejados están los técnicos que han calculado los honorarios?, mi primera impresión es que no.

Mi reflexión iría encaminada a pensar que lo que falla es un sistema que permite tal disparate, en el que se prima el precio más bajo por encima de la calidad del trabajo. Y me sigo preguntando, ¿tan complicado sería que las propuestas para desarrollar dicho trabajo estimen como prioritario la calidad en lugar de lo barato?, en definitiva que estén a la altura de las exigencias de calidad de nuestro casco histórico en lugar de un premio al que menos cobre, y no estoy diciendo que el ganador de este concurso sea excelente ni paupérrimo, lo que si es nefasto es este sistema de contratación.

¿Tan difícil es convocar un concurso internacional, elegir un jurado de prestigio con participación de las instituciones afectadas, exponer los trabajos presentados, explicárselos a los ciudadanos y elegir el mejor para nuestra ciudad?. Este proceso requeriría de seis u ocho meses, durante los cuales, sabiéndolo hacer, se estaría dando a conocer Cáceres al mundo, las cacereñas y los cacereños sabríamos que se cuece en nuestra ciudad, y se estaría incentivando la motivación ciudadana.

En definitiva estaríamos fomentando varios elementos: participación ciudadana, calidad de futuro para nuestra ciudad, búsqueda de la excelencia y transparencia total y absoluta de todo el proceso.

¿No nos merecemos los cacereños un trabajo de máxima calidad para nuestro patrimonio histórico?, parece ser que para algunos no, y que apuestan por el playero barato, barato, barato. Yo estoy en la convicción que para la mayoría de mis conciudadanos la respuesta sería un si rotundo por lo mejor.

No puedo por menos que sentir una profunda frustración y rabia por la inacción de nuestros gestores públicos ante tan inseguro y especulativo sistema de contratación; Y es que el cambio debe empezar por algo no incluido en el plan antisobornos propuesto por Monago: un cambio en los pliegos de la contratación pública, donde la mayor puntuación se adjudique a las mejores oferta y propuesta técnica y no a la baja económica,  además de plantear proyectos realmente ejecutables (como se realiza en el resto de Europa) donde no se juegue con la picaresca de posteriores modificados y/o complementarios que alteran el precio inicialmente pactado. 

http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/barato-barato-barato_839241.html

martes, 4 de noviembre de 2014

¿QUIEN COBRA LA OBRA?



El último fin de semana de octubre se ha hablado en Asturias, orígen de la reconquista, de dos grandes preocupaciones actuales en nuestro país: el desafío soberanista catalán y el desencanto ciudadano por los muchos casos de corrupción en casi todas las instituciones y partidos, que provoca la desafección a la política y a quienes la ejercen, lo hagan o no con acierto.

La corrupción, entendida como el abuso del poder para beneficio personal, desencanta a la gente normal, siendo urgente y necesaria una "conciencia social  más crítica y exigente hacia las instituciones. La corrupción solo engendra desencanto, pesimismo y desconfianza" (Felipe VI dixit).

Por eso me parece digna de agredecer la existencia y tarea que viene desarrollando la Fundación Ciudadana Civio (www.civio.es), una organización sin ánimo de lucro, creada y compuesta por ciudadanos activos, participativos y con una fuerte responsabilidad democrática, que trabajan para que exista una transparencia real y un libre acceso a los datos públicos por parte de cualquier ciudadano u organización en nuestro pais. 

Fundación Civio ha investigado y publicado antes sobre los indultos, decretos y nombramientos que aparecen en el BOE, incendios (http://fersolisfer.blogspot.com.es/2013/12/quien-quema-el-monte.html), y ahora se dispone a hacerlo sobre la contratación pública, comenzando con los contratos de obra civil, por su especial sensibilidad como lugar de encuentro del 3% de quita catalán, de los sobres color Bárcenas, de las revisiones de precios de última hora al alza en tantos y tantos contratos públicos, etc. El objetivo último será reclamar más transparencia con el dinero público  en los contratos de todo tipo, no sólo de obra pública: seguridad, limpieza, servicios sociales, licencias de software, aguas, combustibles etc, abarcando finalmente también a las concesiones y subvenciones administrativas.

Qué constructoras se han llevado más contratos, cuáles suponen cantidades millonarias, quiénes están detrás de las inversiones en ladrillo públicas y cuáles son los vínculos de esas empresas con la política, toda esta información se publicará en una página web con visualizaciones, casos concretos e historias periodísticas. También incluirán manuales didácticos para explicar cómo funciona la contratación pública en España y que las leyes la regulan.

Fundación Civio pretende reclamar que se publique el coste final de los contratos de obras (cuyo presupuesto inicial se infla con frecuencia a mitad de proyecto) y también todas las facturas relacionadas con estos contratos, como se hace en otros países con mayor grado de transparencia contrastada, como Reino Unido. 

Para desarrollar este nuevo proyecto ¿Quién cobra la obra? e iniciarlo en 2015, Civio ha puesto  en marcha un proceso de crowdfunding (8 a 12 mil euros), para bucear entre documentos, portales de contratación y, si es necesario, utilizar páginas de pago o investigar en el registro en papel del BORME, que sólo está digitalizado desde 2009. 

¿Quién cobra la obra? pretende atraer a los ciudadanos interesados en noticias e información sobre contratos públicos o aprender más sobre cómo funcionan, a los ciudadanos preocupados por la corrupción y el despilfarro,  y a periodistas, investigadores u organizaciones sociales, que tendrán toda esta información a su alcance, en formato abierto, procedente de  fuentes oficiales y rigurosas.

La gente normal, la gente corriente detesta el clima de chanchullos y tejemanejes que se ha generalizado en nuestro día a día y urge una limpieza democrática urgente, ¡a todos nos toca arremangarnos y agarrar el balde y la fregona!. Y Fundación Civio ha empezado.

A tiempo, pues los inversores internacionales vuelven a tener apetito por financiar el sector de las infraestructuras y del ladrillo en España.




http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/quien-cobra-obra_836597.html