Hace unos días, 2000 personas han
asistido en Haifa (Israel) a la segunda edición del concurso Miss Holocausto
entre mujeres israelíes que sobrevivieron al genocidio nazi; concursaron 300 participantes residentes en
distintos países y llegaron a la final 18 señoras de edades superiores a los
70.
La ganadora del certamen tiene 93
años, nació checa y fue prisionera en
Auschwitz. Actualmente, vive en una residencia de ancianos que sobrevivieron al
Holocausto con su hijo, que sufre discapacidad
mental.
El concurso ha sido blanco de
críticas, pues muchos piensan que es de mal gusto e incluso macabro homenajear a estas mujeres a través de este
tipo de actos.
La noticia me hizo pensar en lo
acertado o desacertado del mismo, pero al saber que las participantes acudieron
voluntariamente, buscando la oportunidad de convivir con otras mujeres que
habían sufrido la misma adversidad y dificultades, pensé que el pasado no debe
ser borrado de la memoria colectiva por cruel que fuese, sino incluirse en el
patrimonio mundial de la humanidad que es la memoria histórica, en el capítulo
de las buenas y malas prácticas, no para anclarnos o vivir en el, sino para ser
leído libremente con el ánimo de ayudarnos a progresar superando tropezones y
errores históricos anteriores.
Viene esto a colación de
opiniones que proponen hacer desaparecer vestigios y monumentos que en su día
enaltecieron o representaron la barbarie, la explotación, la opresión, la
injusticia; a lo mejor su permanencia y su conocimiento son más didácticos que
su destrucción para las generaciones presentes y futuras, pues una página
arrancada de un libro no puede ser leída y pasada, y mucho menos evita que los
hechos en ella reflejados sucedieran o se repitan.
Muchos de los sobrevivientes al
horror de los campos de concentración han vuelto posteriormente junto a sus
descendientes a las ruinas de alguno de ellos, conservados como reprobación
universal de lo que no debe repetirse ¿habremos de borrarlos de la faz de la
tierra como si no hubieran existido ni ellos ni el genocidio para el que fueran
construidos?
Las pirámides fueron erigidas con
el sacrificio y muerte de miles o millones de esclavos, en el Coliseo y circos
romanos fueron martirizados y devorados miles o millones de seres humanos, ¿olvidaremos
la sangre y vidas humanas derramadas en
dichos monumentos si las dinamitamos?
En España, un dictador fue
aclamado popularmente en la plaza de Oriente en diversas ocasiones ¿hacemos
desaparecer el Palacio Real como rechazo a todas las dictaduras habidas y por
haber?
Más bien, el pasado hay que
guardarlo en el libro de la historia, indeleble como el número 80277 que Miss
Holocausto conserva marcado en su brazo
por los genocidas nazis.
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/80277-miss-holocausto_756136.html