miércoles, 4 de noviembre de 2015

POLITICAS ANALOGICAS VS CIUDADANIA DIGITAL



Algunos autores dicen que son 200 millones las personas sin trabajo en el Globo,  lo que nos avisa que la tecnología y la digitalización están transformando la naturaleza del trabajo, del mercado laboral mundial, y de la propia sociedad en su conjunto.

No me alarmaría si se repitiera el hecho histórico de que la automatización supuso normalmente aumentos de productividad  y rara vez destruyó empleo, pues las máquinas incrementaron la productividad y ciertos trabajos tradicionales desaparecieron, pero se crearon otros nuevos.

Pero, ¿es posible que las máquinas incrementen la productividad eternamente para que esto siga sucediendo? Me permito dudarlo; si fuera así, no habría listas interminables de desempleados, ni de opositores para cualquier convocatoria mínima de plazas, ¿verdad?. 

Debemos tener en cuenta que la tecnología y la automatización no transforman a todos los  trabajos por igual: los trabajadores que realizan tareas rutinarias, como procesar datos, son más propensos a ser reemplazados por las máquinas, al revés que los empleos de perfil más creativo, que incrementan su productividad. 

En economía, llaman a este fenómeno "la polarización de empleo": la tecnología y la automatización precarizan el trabajo de los peor pagados y aumentan la cantidad y la rentabilidad de los empleos mejor remunerados, adelgazando el resto del mercado de trabajo entre esos extremos, el espacio hasta ahora ocupado por la clase media.

Si  desde el final de la II Guerra Mundial, la clase media ha sido el eje vertebral de la democracia, la participación civil y la estabilidad, estos cambios afectan al futuro de la sociedad mundial. La tecnología, las plataformas digitales están redefiniendo la interacción entre  consumidores,  trabajadores y  empleadores,  modificando el concepto del contrato de trabajo como institución social y encaminando a la sociedad hacia no se donde, relegando a la ciudadanía hasta posiciones de menor protección laboral y social.

Y mientras este fenómeno se extiende, ¿qué pasa con las Instituciones públicas? Permanecen inalteradas en sus nichos analógicos, con sus procedimientos de gestión rutinarios, devenidos obsoletos, en lugar de reinventarse con el cambio tecnológico para influirlo y tratar de que favorezca, o perjudique lo menos posible a los administrados.

Ya no son suficientes las Instituciones ni las políticas analógicas de siempre, ni basta con tener un smartphone y tablet de última generación para inundar las redes con selfies, post o tweets; hay que bajar del mundo virtual y oler la calle,  vivir el cambio y sentirlo como lo hacen los ciudadanos, muchos y muchas excluidos por la tecnología y globalización digital. El día a día lo hemos digitalizado, pero los políticos siguen con programación analógica.

http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/caceres/politicas-analogicas-vs-ciudadania-digital_900674.html