El pasado domingo 15 de
diciembre, Cruz Roja de Extremadura ha celebrado en la ciudad de
Trujillo (Cáceres) el Día Internacional del Voluntariado; con 10
días de retraso sobre la efemérides oficial, homenajeamos y
reconocimos la labor voluntaria, principio fundacional fundamental de
la Institución Humanitaria para luchar contra el sufrimiento en
defensa de la salud, vida y dignidad humanas.
La labor de Voluntariado
no precisa de reconocimientos ni medallas, pues la recompensa se
encuentra individualmente en la satisfacción personal y en la
sonrisa o mirada agradecida del usuario atendido, pero
institucionalmente es positivo reconocer la dedicación y compromiso
de los Voluntarios, como acto de puesta en valor y fomento de la
actividad voluntaria para con nuestros conciudadanos que sufren de
uno u otro modo.
Fueron los presidentes de
las 33 Asambleas Locales extremeñas y referentes de los distintos
programas de intervención los encargados de proponer a los que se
habían destacado de alguna manera y que según ellos merecían un
reconocimiento personalizado, aún a sabiendas de que serían
merecedores de tal distinción todos y cada uno de los 11.400
Voluntarios y 24.500 socios de Cruz Roja Extremadura. Enhorabuena a
todos ellos.
Previamente, el sábado
14 de diciembre se celebró en el centro de día “Henry Dunant”
de Cruz Roja Cáceres una fiesta de Navidad cofinanciada por los
Voluntarios de los programas de Proximidad y Ayuda a Domicilio y
dedicada a las Personas Mayores usuarias de dichos programas que
quisieron compartir con ellos esa actividad prenavideña; me alegro
sinceramente de haber compartido media hora con los participantes
(unos 60 entre Usuarios y Voluntarios, con algún menor de edad
aprendiendo la vocación voluntaria), pues me permitió ser testigo
del contento y felicidad de unos y otros, del cariño que todos ellos
daban y recibían, de la actuación extra que alguno de los
trabajadores se esforzó en realizar abandonando su tradicional
seriedad...
En lo personal,
reencontré con alegría al Sr. Martín, un amigo de mi padre y mío
al que no veía desde hacía 2 ó 3 años, y que, bendito él, se
emocionó conmigo al recordarnos en tiempos pasados en nuestro
barrio cacereño de LLopis; pediré a Teresa que me lo asigne en mis
horas voluntarias en el programa de Teleasistencia de Cruz Roja.
Mientras conducía de
regreso a casa, me acordé del cuento del General Cien Medallas, una
condecorada y respetada efigie de un prócer que presidió ufana la
plaza del pueblo durante años, mientras iba perdiendo paulatinamente
brillo, medallas y consideración víctima del olvido social,
llegando a un momento en que se decidió a escapar de su pedestal de
antigua gloria para tratar de recuperar su satisfacción personal en
el anonimato, alejado de las efímeras alabanzas y loas públicas.
Estoy seguro, el General
Cien Medallas pasó a la reserva y ahora es voluntario de Cruz Roja.
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/provinciacaceres/fernando-solis-voluntarios-socios-cruz-roja_775334.html