Hablando del gasto público de los Estados en pensiones y
sanidad, Lagarde, dueña y señora del FMI, ha dicho que los ciudadanos vivimos
demasiado tiempo en la actualidad….sin producir para los mercados, supongo que
habrá querido decir. Ya saben, NO se les ocurra vivir mas allá de cinco años
después de jubilarse, o serán considerados gorrones para la economía global;
en esto de los avances tecnológicos,
sanitarios y consecuente aumento de la esperanza de vida, va a pasar como con los límites de velocidad
que fijan las administraciones por seguridad vial, mientras que los fabricantes
de vehículos siguen produciendo y vendiendo motores cada vez más potentes y
rápidos.
Miedo me da que los Tío Gilito Globales descubran la
conveniencia macroeconómica de aconsejar una fecha de caducidad vital; además de la crueldad de su comentario (digno de un
apelativo que me reservo), Lagarde no es que predique con su ejemplo (al igual
que otros tantos), pues en lugar de contribuir a la contención del gasto
público global congelando o disminuyendo sus emolumentos, se lo subió nada más
acceder al cargo, poniéndose 14 pagas de más de 23.000 euros netos (ella se lo
merece, claro que si), algo incongruente con la moderación salarial que
recomienda el FMI a los estados nacionales y exige a los rescatados,
intervenidos o controlados.
Es
descorazonador que a pesar de las desigualdades sociales, de la precariedad
laboral, de los millares de familias desahuciadas, del incremento de la
exclusión generada, los gobiernos nacionales y órganos supranacionales de
control económico en el poder defiendan la tesis de que las políticas económicas neoliberales
seguidas en los últimos tiempos son exitosas, y que la economía es algo
“técnico” y debe dejarse a los especialistas decidir la política económica, convirtiendo
en dogma la famosa frase de campaña “Es la economía, estúpido”, pronunciada por
el marido de Hillary Clinton.
Al
contrario, así como las consecuencias de la guerra son demasiado transcendentes
para los pueblos como para dejar que las decidan solo los militares, algo
similar pasa con la economía, esencialmente política, y no debemos dejarla en
manos de técnicos, burócratas y asimilados: las medidas económicas provocan que
unos ganen y otros pierdan, que unos reciban réditos mientras que otros son
desahuciados; y los recortes generalizados que se deciden por exigencia de los
oráculos de la economía tienen consecuencias en como viven y malviven la
mayoría de los seres humanos.
Las
políticas económicas y sociales neoliberales aplicadas en las últimas décadas
en el mundo tienden a la no intervención del Estado en la economía, postulando
que esta es el motor del desarrollo eficiente de la sociedad y por lo tanto hay
que eliminar todo tipo de regulaciones para que el libre-mercado nos procure
mayor riqueza y bienestar; como es natural, esta teoría tiene defensores y
detractores, en función del rol social que a unos y otros nos toque ocupar en
la vida y de las ideas y pensamiento personales; los resultados del
neoliberalismo ahí están, tan objetivos y subjetivos como cada uno de nosotros interpretemos.
El manejo económico a gran escala se desentiende de la
democracia, del clamor de la calle y también de gobiernos electos. La impopular Troika y sus directivos
intervienen nuestras economías, deciden recortes y el grado de austeridad que
debemos soportar los ciudadanos europeos, y yo me pregunto ¿a la Troika y a los
que representan les importa un rábano si los pobres europeos periféricos
comemos, pasamos frio, nos medicamos o sufrimos?, ¿no deberíamos los
ciudadanos europeos votar en las urnas a los directivos de la Troika y demás
órganos de gobernanza económica?
La actividad económica preside nuestros días y la
política económica es tan importante que no puede ser decidida entre cuatro
paredes: la democracia y la política tienen que decidir sobre ella; y no es descabellado pensar que también
tendríamos que elegir democráticamente a los rectores de los órganos de los
asuntos económicos que tanto afectan a nuestras vidas con sus decisiones, como
la gerente del FMI, el presidente del BCE, etcétera.
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/tio-gilito-mandan-mucho_858916.html