viernes, 31 de enero de 2014

Desde su pequeño mundo irradia grandeza


Me hago eco de la entrañable reflexión de una madre acerca de su hija, aquella querida hija a la que parió única en este mundo de diferentes; ¡¡ qué distinto sería todo en mano de las madres!!

 “Un nueve de septiembre, una joven de veintidós años dio a luz a una niña rubia, de piel muy clara y suave, con algunas pequeñas deformaciones -quizás provocadas por el parto- pero le quedó una de por vida: la niña había nacido con ACONDROPLASIA, una de las más de doscientas variedades de enanismo. Según la Real Academia de la Lengua Española, enano es una persona de extraordinaria pequeñez. Personaje imaginario de los cuentos infantiles, con figura humana, de baja estatura y en ocasiones con poderes mágicos.

¡Dios mío!, ¿de dónde voy a sacar unos zapatos para ella?  se preguntó  al destapar la toalla que envolvía la ausencia de sus cartílagos y ver los tres centímetros de pie,  pero al instante reaccionó, !qué me importan ahora unos zapatos!; tengo a mi hija entre mis brazos , tan linda, una muñequita, irradiando un don especial que ilumina todo en la oscuridad.

 Pasaron los días, las dificultades de su crianza, y la niña fue cumpliendo años, y haciéndose mayor también lo hacían sus limitaciones. Hubo que soportar miradas, lamentos inoportunos, comportamientos fuera de lugar, en el colegio, en la calle…en tantos sitios. Su madre se preguntaba ¿dónde está el respeto?. Cuántas crueldades soportadas desde edad temprana , cuando alguien delante de ella hacía una señal en la pared para medir a otros niños y saber cuánto iban creciendo; cuántos iban deprisa sabiendo que la dejaban atrás, por el cansancio rápido típico de su mayor gasto energético; cuánta segregación por parte de una de sus maestras, premiando a otra niña porque sacaba buenas notas y a ella la humillaba delante de toda la clase… ¡¡y aquella profesora que la suspendió en música porque sus diminutos deditos no le dejaban tapar los orificios de la flauta dulce!!. Cuántas aberraciones calla su madre, que no cuenta porque la saliva se cristaliza en su garganta, atragantándose de dolor.

¿Por qué tienen que estar condenados de por vida a recibir mofas, ofensas, discriminación?

Para sus padres no era una maldición o un castigo, sino todo lo contrario, un manantial de ternura, una mina de un bien preciado. El tiempo la ha ido cubriendo con una especie de coraza que oculta su discapacidad, pues no es dolorosa su enfermedad a pesar de algunas típicas dolencias, sino la discriminación que sufre por soportarla.

 Para pasear no necesita altura, para escuchar música tampoco, para comer, para reír, para gritar, para estudiar, para amar… tampoco. Para llegar a los estantes, es tan fácil como arrastrar un taburete, porque vivimos en una sociedad adaptada a una talla de 1,60 cts., ¿quién llega a los cajeros automáticos, a los teléfonos públicos, interruptores de luz, cerraduras, mirillas, mostradores, a los automóviles con 1,00 metro de altura?..

Le encanta trabajar, se levanta todos los días a las seis de la mañana, ilusionada por compartir con sus compañeros los momentos de descanso, chatear con amigos, quedar a todas horas con todo el mundo; ¡como tengo la agendita hoy! , exclama a veces.

Un día le dijo a su padre: mañana empiezo a trabajar, y se fue a desempeñar un trabajo que no requiere de altura, sino inteligencia, dando seguimiento a sus tareas; de esto hace ya trece años, siempre con la sonrisa por bandera.

Pero no se queda ahí la cosa, no; hoy está con su marido, compartiendo cariño, comprensión, aceptación, viviendo la normalidad no estereotipad, con una placidez que para sí quisieran más de dos parejas de altos. Tenía un amor reservado , a la medida de sus gustos, de sus ilusiones, de sus caricias diferentes a las que no tenía por qué renunciar, porque tienen todo el derecho a amar, a compartir, a disfrutar.. A VIVIR. No hay días suficientes para contar anécdotas de sus historias, de su autoestima, de sus ganas de vivir, de usar la inteligencia para impedir que cosas nimias obstruyan su camino.

 Es muy urgente formar a la sociedad con respeto a la diversidad, que tanto la enriquece con tantas diferencias para que sean aceptadas. Hay que huir de la concepción errónea de la historia dónde a los bajitos se les tenía como amuletos y bufones.

 Hoy su madre, desde el balcón de la vida quiere levantar un monolito en su honor, un monolito en soporte de papel, para que cunda el ejemplo del coraje de vivir. Quiere rendirle homenaje por su historia, digna de encomio, que tanto le ha aportado, pues su pequeñita ejerció de docente para ella, en la carrera de la vida, la experiencia convertida en amor, dolor, sufrimiento, alegrías, tristezas, desilusiones, proyectos, risas, muchas risas, y grandezas.

 Aquello que tanto suplicó ¡Dios mío, si me llevas contigo un domingo, llévatela a ella el sábado! ¿Al cuidado de quién se quedará?, ¿la atenderán cuando esté enferma?, ¿la soportaran cuando en algo falle?, ¿la consolarán en el dolor de su alma? Hoy todo eso quedó en el olvido, porque el quiero ganó al puedo, porque en la vida nada queda en el vacío, todo vuelve multiplicado, porque en el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, porque los  ¿por qué?  han encontrado su respuesta. A mi hija,  con respeto y amor de su madre”
 http://www.laaldaba.es