Antonio twiteó
que más que un “capitalismo crony o corporativista”, en España tenemos un capitalismo “choni“. El término inglés se
refiere a la intervención en la economía de mercado instada por los actores
económicos y financieros, en busca del favor político para reorientar la libre
competencia. El segundo término
empleado pretende definir las relaciones entre el mundo económico y los
gobernantes y legisladores made in Spain, es decir nuestro particular
capitalismo casero (capitalismo de amiguetes dice José Carlos Díez, autor de Hay vida después de la crisis)
caracterizado por un abierto intercambio de favores e intereses entre ambos
sectores.
¿recuerdan cuantas veces se nos dijo que el
rescate de las entidades bancarias no nos iba a costar nada a los ciudadanos?.
Han sido 40 ó 50 mil millones de euros prestados por Europa, que pagaremos
junto a los intereses los españoles de esta y varias generaciones; mientras
tanto, los bancos saneados (no olvidemos que sus clientes e impositores han
perdido sus viviendas y sus ahorros colocados en títulos preferentes) siguen
manteniendo una caterva de responsables con sueldos millonarios y empiezan a
declarar beneficios y repartir dividendos a sus accionistas; y digo yo ¿el importe
del rescate se habrá titulizado en acciones y reportará dividendos al Tesoro
Público o todos los dividendos se lo repartirán los accionistas y directivos
que no evitaron el colapso?
El parque de viviendas que acumularon los bancos
poniendo en la calle a los españoles hipotecados, pasó a titularidad del Banco
Malo o Sareb, que está malvendiendo en paquetes a los Fondos Buitre (por
carroñeros), que se hacen con miles y millones de viviendas y locales para
alquilarlas; me pregunto el importe de esas venta de viviendas y
locales a precio de saldo ¿se rebaja del rescate regalado o se les reintegra a
los bancos saneados para incrementar sus beneficios? (dos cifras para
dimensionar el drama de unos que se convierte en negociete de otros: Las
ejecuciones hipotecarias iniciadas en 2013, ascendieron a 82.860, y los desahucios practicados sumaron 67.189
lanzamientos según el Consejo General del Poder Judicial).
En estas circunstancias, no puede extrañarnos
que un estudio
elaborado con opiniones de directivos de medio centenar de fondos que invierten
en el mercado europeo refleje que el
71% de los encuestados ven a España como el 2º destino más interesante para
invertir en el ladrillo acabado, después de Alemania, siendo oficinas
y centros comerciales los inmuebles más demandados; los inversores se está centrando en estrategias oportunistas
como la mejor oportunidad para invertir,
animados por el aumento de la
estabilidad económica y el acceso a financiación, impulsadas por la mejora del
mercado de capitales; ¿las pymes y
autónomos también acceden ya al
crédito?
Otra muestra más del uso del dinero público a
favor de los amiguetes es que el Gobierno creará un banco malo para rescatar a
las autopistas radiales de peaje que están en ruina, salvando a los concesionarios
mediante el empleo de otros 3 mil o 5 mil millones de euros de las arcas
públicas.
Nos
hemos convertido en un país de contrastes, las dos Españas, la de los Sicav y
fondos de inversión y la de las colas en Cáritas, Cruz Roja y Bancos de Alimentos, la de los poderosos y
multimillonarios y la del resto (los 5 millones de parados, los
pensionistas, los funcionarios, los
autónomos y pequeños empresarios, los estudiantes, los dependientes, los
enfermos, los 3 millones de niños en riesgo de pobreza que tanto cabrean a
Montoro….)
Los españoles hemos escuchado recientemente
en las marchas por la dignidad demandas
populares que hacía mucho tiempo que no
se oían “pan, trabajo y vivienda”, propias de una España paupérrima,
antigua y caciquil, que creíamos superada para siempre, pero añorada por
algunos a tenor de la mordaza que los Gobiernos del Partido Popular quieren
poner a los españoles que protestan contra su gestión en el proyecto de ley de
seguridad ciudadana, inconstitucional y revisionista, propuesto por un ministro
arcano con talante de inquisidor.
Mi querida España. Esta España mía, esta España nuestra era el estribillo que cantaba Cecilia ¿recuerdan?