Aunque
le pese a Montoro y quiera contradecir las estadísticas de Cáritas, junto a la
España de los poderosos y ricos, hay una España de colas en los Bancos de
Alimentos, Cruz Roja, Cáritas, parroquias y otras ONGs para matar el hambre, el
frio y la oscuridad; Cáritas Europa coloca a nuestro país como el segundo en la
lista con mayor índice de pobreza infantil, el primero es Rumanía, como
consecuencia de la aplicación tan severa de recortes y políticas de austeridad,
y recomienda mayor presupuesto público para combatirla; Montoro desmiente las
cifras porque sólo se basan en mediciones estadísticas. ¿entonces, porqué creer al Gobierno cuando nos ofrece constantemente
datos estadísticos sobre todo?
Además,
el ministro ha pedido a esa organización que no provoque debates en este
sentido o sea que se callen, como pretende de los ciudadanos en general el
Gobierno del PP, que otorga la consideración de enemigos a los que osan
expresar sus protestas contra su gestión en el proyecto de ley de seguridad
ciudadana, tachado de inconstitucional y retrógrado por el Consejo General del
Poder Judicial y Jueces por la Democracia, propuesto por un ministro oscuro y
arcano que apunta maneras inquisitoriales y quiere silenciar las protestas de
los descontentos.
Montoro
ha replicado que lo que erradica la pobreza es el crecimiento y la creación de
empleo. No puedo estar más de acuerdo, pero no puede lucirse este señor
precisamente con datos positivos de crecimiento de actividad económica y empleo
¿no?; hasta que no se creen puestos de trabajo, hasta que el paro descienda, lo
mejor que podría hacer Montoro es dejar de chillar y ponerse a trabajar para
rescatar de la exclusión y de la pobreza a las personas adultas y niños en esa
situación, y no preocuparse tan sólo de los dirigentes de los bancos, de los
fondos de inversión y de las autopistas de peaje.
Esta
mañana me decía José, un cacereño residente en Mejostilla, que esta situación
solo puede aguantarse hasta que falte el pan, y he recordado la canción de
Cecilia:
Mi querida España. Esta España mía, esta España nuestra.
De tu santa siesta ahora te despiertan versos de poetas.
¿Dónde están tus ojos? ¿Dónde están tus manos? ¿Dónde tu cabeza?
Mi querida España. Esta España mía, esta España nuestra.
De
las aras quietas, De las vendas negras Sobre carne abierta
¿Quién pasó tu hambre? ¿Quién bebió tu sangre cuando estabas seca?
Mi querida España. Esta España mía, esta España nuestra.
¿Quién pasó tu hambre? ¿Quién bebió tu sangre cuando estabas seca?
Mi querida España. Esta España mía, esta España nuestra.