Todo son buenas noticias respecto a
la mejora de la economía española: la Unión Europea constata que en España se ha avanzado en el ajuste de los desequilibrios
identificados el año pasado como excesivos y estamos retornando a un
crecimiento positivo con reducción de riegos. Aun así, Bruselas mantendrá la
vigilancia, en particular, sobre el nivel de deuda; la tasa de paro
(que sigue “en niveles alarmantes” y podría requerir una nueva reforma laboral)
y los objetivos de déficit, que “tal vez se hayan incumplido en 2013”.
En el Debate sobre el Estado
de la Nación de 2014 celebrado recientemente, el presidente Rajoy se ha
mostrado satisfecho por la evolución de los datos macroeconómicos, que le
invitan a pensar que en el 2015 podríamos conseguir que el Producto Interior
Bruto (PIB) creciera y pudiéramos empezar a crear empleo estable en nuestro
país.
Todos deseamos que estas previsiones
anunciadas se conviertan en realidad y podamos ver como disminuye la cifra de 5
millones de parados españoles porque consigan un empleo y un salario justo y
desaparezcan las privaciones y situación de pobreza de tantas y tantas miles de
familias españolas.
¿y que pasa en el 2014? No debemos limitarnos a esperar el
cumplimiento de estas expectativas, urge la puesta en marcha de políticas
sociales y económicas que activen la actividad económica, la generación de
riqueza, la creación de empleos, y que mientras tanto aseguren la subsistencia
digna de las víctimas de la crisis elitista que padecemos, lo que no parece ser
objetivo de nuestro gobierno, ya que ni
el Salario Mínimo Interprofesional cubre las necesidades de los trabajadores y
sus familias (según UGT, para una
familia media, de cuatro miembros, el SMI está un 60% por debajo del umbral de
la pobreza y que el SMI en España sólo cubre el 40,6% del salario medio, cuando
la Carta Social Europea indica que represente el 60% del salario medio)
Un indicador real de la necesidad de
creación urgente de empleos es el hecho de que más de 40.000 jóvenes hayan
presentado su instancia para intentar hacerse con una de las 2.000 plazas que
el Ministerio de Defensa ha convocado este año para acceder a la condición de
militar de tropa y marinería (informa la Revista Española de Defensa), circunstancia
que no es sino fruto de la situación de emergencia social en la que nos
encontramos.