En los últimos tiempos está
siendo muy empleado en nuestro sistema político el término “populista”, la
mayor parte de las veces con intencionado sentido negativo, algo que podría
chocarnos en principio si pensamos que dicha palabra procede del vocablo latino
populus (EL PUEBLO), consagrado en nuestra Constitución del 78 como fuente de
la soberanía nacional y del poder del Estado, por lo que cabría pensar que
todos deberíamos ser populistas obligatoriamente; aclaro, con esta reflexión me quiero referir a todo el espectro
político ibérico, no siendo mi
pretensión personalizar en ningún partido, sea cual sea su nombre.
El Diccionario de la Real
Academia Española asigna a populista el significado de "el que tiende a
prestar especial atención a los problemas de las clases populares", y
define popularismo como "tendencia o afición a lo popular en formas de
vida, arte, literatura, etc.". Ambas definiciones son abiertas,
interpretables e incluso ambiguas, permitiendo ser utilizadas con una amplia
holgura en cuanto a significados,
destinatarios u objetivos de los agraciados con esta denominación.
Las tesis populistas
tradicionalmente defendieron la representación de los intereses de las clases
populares, y denunciaron que en la democracia liberal la clase política permitiera que la aristocracia o las
oligarquías económica y financiera impusieran sus intereses.
Populistas hubo siempre; en la
república de Roma ya surgieron líderes del pueblo que se enfrentaron a la
aristocracia y apostaron por las asambleas populares para aprobar la mejor
distribución de la tierra y mayor
participación de la población (Cayo Julio César por ejemplo, que luego devino
dictador o tirano). Posteriormente hubo,
y hay, populistas en Europa, EEUU, Latinoamérica, Asia…..algunos de ellos,
demócratas a la carta, aunque no los únicos que solo practican la democracia en
cómodos salones.
¿que significado peyorativo pretenden adjudicar con el adjetivo
populista los que lo pronuncian, y para qué?.
Los usuarios del término
populista en sentido negativo no quieren significar actualmente en sus
adjudicatarios una identificación ideológica (izquierdas o derechas), sino más
bien afear la utilización de modos políticos con sesgos como la demagogia, el
oportunismo, la movilización, el liderazgo carismático o caudillaje, etc.
(dependiendo de quién lo aplique y a quién). De acuerdo con este significado, serían
populistas quiénes prometieran o
concedieran a la población soluciones temporales para ganar su simpatía,
incluso tomando medidas insostenibles e incluso contrarias al estado
democrático. Sin embargo, su objetivo
primordial no sería transformar las estructuras sociales, económicas y políticas para resolver definitivamente los
problemas, sino lograr o preservar el
poder a través de la popularidad y los
índices de audiencia.
Según lo anterior, deduzco que podrían
ser populistas partidos y líderes políticos conocidos o desconocidos,
tradicionales o emergentes, progresistas o conservadores, viejos o jóvenes, y sinceramente,
creo que en nuestra España actual cabría calificar de populistas a bastantes
personajes públicos y sus partidos, no solo a los nuevos o emergentes, surgidos
en el actual clima de desconfianza hacia las instituciones y partidos políticos tradicionales.
Hoy por hoy, con 4.447.711 desempleados
y funcionando los comedores y roperos sociales, ¿no es populista decir que la crisis ha finalizado, sin
especificar para quienes, y que los
españoles ya no tememos quedar en paro? ¿no son populistas los mensajes
institucionales navideños, rodados con escenarios y figurantes de película y dicción
ensayada y maquillada? ¿no son populistas las encuestas de intención de voto,
distintas en según que periódico de la misma fecha?
Mas allá de los calificativos,
urge desterrar a los trileros de la política, evitar los mensajes alucinógenos o leyes que pretenden amordazar
al pueblo, así como recuperar la dimensión social del Estado, fortaleciendo la
transparencia, la igualdad y la democracia real, creando el Contrato Electoral que
obligue a cumplir los programas electorales ofertados y votados, bajo la tutela
de una Justicia independiente que persiga el fraude y el delito electorales, además
de luchar realmente contra la corruptocracia que usurpa hacienda y corona del Pueblo Soberano.
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/democratas-carta-populistas_848388.html