La diversificación electoral incubada en España en los
últimos años, y reflejada en los resultados del 24M15, han provocado cierto
nivel de confusión y miedos (en gran parte provocados por las declaraciones apocalípticas
de los que no quieren aceptar los nuevos tiempos) por la incertidumbre que
origina la necesaria exploración de nuevos espacios de consenso político, y por
los posibles relevos de protagonistas en el modelo de alternancia política y estructura social vigentes desde 1978 (al
menos).
Esta situación política nueva no
es patente española: el clamor y el
hartazgo popular en todo el mundo han provocado el crecimiento de los niveles
de abstención y un viraje importante del voto hacia opciones emergentes diversas
que buscan nuevas formas de organizar la sociedad para universalizar la
convivencia pacífica; y siendo distintas, la mayoría de estas opciones
políticas, las nuevas al igual que las tradicionales, adoptan un denominador
común: la Economía dirige y administra la
actividad humana, y construyen sus
programas a partir de estas u aquellas políticas económicas basadas en célebres
teorías de Economistas, Nobeles o noveles.
Independientemente del sesgo más
o menos social, casi todos estos programas electorales innovadores consienten que
la política siga relegada al papel auxiliar de colaboradora para que los
engranajes del capitalismo globalizado no se detengan, en lugar de colocar a la
actividad de representación democrática por encima de los mandatos de los mercados
económicos y financieros, meros instrumentos humanos creados por la sociedad
para procurarse bienestar, progreso y mayor calidad de vida. Reitero una vez
más: la política económica ocasiona importantes consecuencias entre los hombres
para ser decidida entre cuatro paredes; la
democracia tiene, tendría, que decidir sobre ella.
Y claro, en este
contexto de puja de los dogmas de fe económicos, los Economistas han cobrado
protagonismo en los gabinetes, en las librerías y en las tertulias, sobre todo
desde que alguien popularizó la Economía con lecciones para dos tardes; las tertulias y los nuevos partidos
emergentes han fichado Economixtos (políticos, economistas y algún listo), dando
lugar a que las propuestas alternativas
económicas sean tildadas de peligrosas y descabelladas por parte de aquellos
titulados en la ortodoxia económica, que defienden modelos de planificación
económica más clásicos, de sota, caballo y rey ((pues oiga usted, con la que
está cayendo, bien merece la pena inventar y probar soluciones nuevas. En cien años todos calvos (jejeje) Keynes
dixit)).
La Economía no es una ciencia
exacta, sino una disciplina de las sociales, con interrelaciones y
consecuencias subjetivas que van más allá del estudio teórico de las
estadísticas macro del paro, inflación, déficit público, estancamiento, etc.,
pues provocan serios problemas de desigualdad, desesperanza y exclusión
sociales que afectan individual y familiarmente a las personas, a los seres
humanos, a nuestros abuelos, padres, hijos y amigos.
Además de la Teoría Económica de
libro, que enseña como manejar las magnitudes macroeconómicas, aprendí de un Economista
sin corbata que también hay que apoyarse en la Historia real más allá de la
cláusula académica del ceteris paribus para localizar causas y efectos, para
analizar, diagnosticar y contrastar los resultados económicos, políticos y
sociales de las medidas implementadas, y para reajustar la terapia y
dosificación hasta conseguir eliminar reacciones adversas en la vida diaria de
las mujeres y de los hombres.
«Si no puedes explicar las grandes cuestiones económicas de
forma que los jóvenes las puedan entender, es que ni tú mismo las entiendes.» Yanis Varoufaki (Economista, griego y calvo).
A modo de corolario, la vida no ha de ser una continua campaña
electoral, y el narcisismo mesiánico no nos conduce a la infalibilidad, y menos
en algo tan subjetivo, humano y manipulable como es la actividad económica.
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/economistas-economixtos_879434.html
http://laaldaba.es/pdf/laaldaba/120laaldabajunio2015.pdf