martes, 4 de febrero de 2014

La Transparencia, algo más que un tablón de anuncios en internet


 
El Gobierno destinará 600 mil euros a publicidad institucional de la Ley de Transparencia, durante los meses de junio a diciembre de 2014. Hay que dar a conocer la nueva Ley, okey, pero para que nazca con buen pie, habría que sacar a la luz criterios, objetivos, presupuestos y fines barajados en el Consejo de Ministros para esta campaña de difusión de citada ley ¿no les parece?

Casos como el escándalo Nóos; la trama Gürtel, que une a empresarios y políticos en una red de regalos, dinero y adjudicaciones; los papeles de Bárcenas y la supuesta contabilidad B del partido en el Gobierno; el caso de los sindicatos con los ERE, etcétera, demuestran la pérdida de valores de la madre patria, que se refleja en las actitudes y en el comportamiento generales y en nuestro descrédito ante el resto de Europa. ¡¡ es que no es para menos,  somos el segundo país que más desciende en el índice de corrupción  que elabora Transparencia Internacional, después de Siria!!

Ello provoca que la Comisión Europea considere, como casi todos nosotros, un importante paso adelante la Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno aprobada en España en diciembre de 2013 , pero también insuficiente y muy mejorable, porque no garantiza suficientemente la independencia  de su mecanismo de control y no incluye a todas las instituciones públicas; pero a pesar de todo, considero que hay que iniciar el camino, e irlo recorriendo sin prisas, pero sin pausas.

Estoy de acuerdo con la Comisión Europea: los órganos de control de la transparencia y el buen gobierno han de ser independientes de los sometidos a control, o estaremos ante la crónica de otro fracaso anunciado; igualmente, esta ley ha de aplicarse a todos los organismos sostenidos o subvencionados por fondos públicos, no sólo a los sujetos al derecho administrativo ¿porqué establecemos excepciones?, ¿porqué no incluir en los Consejos de Transparencia y Buen Gobierno a representantes elegidos por los movimientos ciudadanos?

Además de transparencia total en el manejo de los fondos públicos,  con el tiempo deberemos aumentar nuestro nivel de exigencia en cuanto a  BUEN GOBIERNO, así como en cuanto al rigor y ejemplaridad de los controles para su medición y en el establecimiento de sanciones para los casos de MAL GOBIERNO; habremos de analizar y justificar el porqué y para qué de todos los SERVICIOS, INSTITUCIONES Y POLÍTICAS PUBLICAS y rendir cuentas responsablemente de sus éxitos y fracasos (las instituciones, políticas y convocatorias públicas no han de perseguir fines ajenos al interés común, como pueden ser intereses de castas u oligarquías dominantes o intereses electorales) e incluso de su inutilidad funcional.

Un último reto, por ahora: ¿nos atreveremos a definir como infracción inhabilitadora un determinado nivel de incumplimiento de los programas electorales,  cual contratos entre políticos y ciudadanos?