martes, 17 de junio de 2014

EL QUE REPARTE SE QUEDA CON LA MEJOR PARTE



Ahora resulta que la crisis que vivimos no es causa de la insuficiencia de crédito y liquidez, sino que está provocada por la sobrecapacidad de activos reales, de exceso de deuda, de sobredimensionamiento del sistema financiero y de protección de sectores ineficientes de la economía europea.

Según Eurostat, Banco Central Europeo y Goldman Sachs, Europa tiene una sobrecapacidad del 20% en energía, un 23% en aeropuertos e infraestructuras, y un 28% en espacio de oficinas y congresos. Sobra un 17% de capacidad portuaria... , parece ser que el dios Mercado ya no concilia oferta y demanda ¿no?

 Y mientras hay tantos recursos ociosos y desaprovechados, los niveles de paro, pobreza, exclusión y desigualdad que atrapan a millones de seres humanos en toda Europa alcanzan niveles dramáticos e inhumanos;  y entonces ¿por qué las instituciones políticas mantienen estructuras y corporaciones productivas  y financieras tradicionales?

Los estados europeos sostienen a sectores sobrecapacitados e ineficientes y no a sectores tecnológicos que compiten y abaratan precios, ¿por qué se rescatan bancos e instituciones financieras ineficientes en la intermediación financiera? ¿por qué se mima a productoras y distribuidoras de gas y electricidad?

La respuesta puede ser incompetencia para evolucionar con los tiempos y/o conservadurismo corporativo e intereses compartidos, pues quiénes toman decisiones a nivel político han formado una red clientelar de intereses comunes con los amos de esos sectores ineficientes, con el fin de apoyarse mutuamente para seguir perteneciendo a las élites privilegiadas que viven blindadas, ajenas a crisis y privaciones; las clases políticas se relacionan y confunden con los ejecutivos y responsables de instituciones y grandes corporaciones empresariales y financieras, unidos en un favorable status quo que quieren perpetuar, despreciando el sufrimiento ciudadano que provoca mantener tal estado de cosas. 

Eso parece explicar la puesta en marcha por el Banco Central Europeo del  plan de inyecciones de liquidez enfocadas, que pretende lograr que la banca preste mediante la penalización con tipos negativos a los depósitos, que presuntamente favorecerá más la actividad especulativa que al crédito productivo, al consumo o a la reducción del paro (en Dinamarca así ocurrió entre 2012 y 2014). 


Esta  comunión entre la clase política e institucional y la élite empresarial y financiera (no incluyo a pymes y autónomos) es perceptible en España, donde los dirigentes políticos machacan la vida de los humildes mediante impuestos indirectos, tasas, precios públicos y recortes en las políticas sociales, y consienten que la mitad de las rentas empresariales y de capital se oculten a la Hacienda Pública, que la tributación media de las empresas que cotizan en el IBEX alcance apenas un 6% y que el fraude fiscal ascienda en nuestro país al 4 % del Producto Interior Bruto (Fundación FEDEA)

En la memoria de 2013, el Consejo Económico y Social, principal órgano consultivo del Gobierno en materia socioeconómica y laboral, subraya que el riesgo de pobreza y exclusión social afecta ya al 28,2% de la población y el 30% en el colectivo infantil en España ¡¡el mayor índice de desigualdad de la Unión Europea!!

Definitivamente, las instituciones políticas democráticas han de velar por los intereses globales del pueblo soberano y no solo los de las castas favorecidas.

http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/reparte-queda-mejor-parte_809795.html

viernes, 6 de junio de 2014

LA TEMPORALIDAD DEMOCRATICA DEL VOTO CENSADO


El día después de que el rey Juan Carlos anunciara su intención de dimitir, me mandó un amigo un e-mail recordando que un año atrás estábamos en Paris; mi amigo  consiguió con doble intención recordarme lo bien que pasamos aquellos tres días en plan mochililla, con base en un hotelito cercano a la Place de la Republique (casualidad), y  los comentarios habidos en uno de nuestros refrigerios respecto al desgaste de la casa real española a causa de urdangarines, elefantes y otras licencias, comentándose  en el grupo la posibilidad de la renuncia  para dejar que el sucesor intentara sanear y recuperar la institución.

No pretendo reflexionar en este momento sobre la monarquía como sistema de gobierno, sino comentar algunas circunstancias sobre la restauración de la misma en España y algunos cambios demográficos importantes cuya consideración habría que analizar en algún momento.

El rey dimisionario fue nombrado en 1969 sucesor, a título de rey, en la jefatura del Estado por Franco, el dictador que usurpó y secuestró la soberanía nacional  mediante un levantamiento armado contra el gobierno legalmente elegido por los españoles de entonces; cabría por tanto dudar de la “legitimidad” de esa restauración decidida por quién se apoyaba en la fuerza de los sables, situación repetida antes en la historia de España (Prim y Amadeo de Saboya)

La legitimación la encontramos en el pacto monárquico consensuado por las principales fuerzas políticas en la Transición y refrendado en nuestra Constitución de 1978, la principal norma organizativa de nuestra convivencia en común como pueblo. La denominada Carta Magna establece que nuestro Estado funciona políticamente mediante el sistema de monarquía parlamentaria, que el rey es el Jefe del Estado y establece la transmisión hereditaria del título de rey, que ha de ser proclamado por las Cortes Generales y prestar juramento ante ellas.
 

La Constitución Española fue votada y aprobada en Referéndum nacional el 6 de diciembre de 1978, por el 87,87% de los votantes (abstención del 32,89%); el censo ascendía a 26 millones seiscientos mil inscritos y votó el 67,11%, por lo tanto verde y en botella: el texto constitucional fue respaldado por los españoles con derecho a voto en ese momento y todas sus disposiciones están vigentes.

Sin embargo, las numerosas manifestaciones populares e individuales realizadas estos días expresando el anhelo de cambios en nuestro sistema de gobierno estatal, me han sugerido una duda,

¿la esencia de la democracia se respeta si las decisiones de una generación rigen  de manera obligada para las siguientes generaciones?

Y me surge esta pregunta al pensar que han pasado más de 35 años desde entonces, periodo en el que han cumplido 18 años muchos españoles que no pudieron votar la Constitución en 1978,  por no tener edad o por no haber nacido.

Según el INE, entre 1961 y 1996 han nacido casi 24 millones de españoles, que no pudieron votar en 1978, casi tantos como los que estaban en el censo electoral ¡¡y varios millones más de los que votaron el SI¡¡, lo que explicaría en parte los movimientos surgidos recientemente en petición de cambios por no haberlos protagonizado.

Interesante tema de debate ¿no les parece?, la renovación o refrendo de las decisiones adoptadas democráticamente cuando crecen o se renuevan las generaciones censadas electoralmente.

¿habríamos de consultarles su opinión sobre hechos y decisiones vividos y adoptados sin su participación? ¿ha de vincular la herencia democrática a las generaciones futuras?

 

 

 

martes, 3 de junio de 2014

CON ESOS APELLIDOS.....


 
“Con esos apellidos, NO conseguirás trabajo” 

Si, ese fue el comentario que un gerifalte a dedo del gobex extremeño le hizo a un joven sobradamente preparado cacereño, a causa de sus apellidos, no heredados de defraudadores, delincuentes o perceptores de sobres B, sino de quiénes habían osado defender democráticamente ideas de justicia, progreso e igualdad; no me extraña que muchos contribuyentes se escondan en el anonimato o en la sombra del silencio para no condenar el futuro de sus hijos o no ser marginados ellos mismos, dado el espíritu de revanchismo y sectarismo renacido y aplicado metódicamente en el último trienio; ojo al dato, en nuestra historia tenemos suficientes experiencias de desencuentros inciviles, por lo que considero necesario estar atentos a estas alarmas sociales para no repetir  los episodios más trágicos de nuestro pasado colectivo menos glorioso, no vaya a ser que provoquemos el renacimiento de una sociedad dividida y enfrentada.

Conocidos los resultados electorales del reciente 25 de mayo, muchos creemos y manifestamos haber ganado, y yo deseo sinceramente que los ciudadanos hayamos ganado con nuestra apuesta depositada en las urnas o en la abstención, pues los resultados conforman un paisaje de representación política bastante elocuente: los votantes que se sienten protegidos por la fortuna y el poder se mantienen leales a las opciones conservadoras de derechas y el resto, los que se consideran olvidados o utilizados, dispersan su fuerza mayoritaria en múltiples opciones políticas de izquierdas, algo no novedoso en España, debido a la inexistencia de un mensajero y un mensaje actuales suficientemente atrayentes para unirles en un proyecto común único en Europa.

Cercanía, sencillez, honestidad, transparencia, igualdad, nivel de vida similar al de los representados, eliminación de los privilegios, ejemplaridad, responsabilidad, fidelidad representativa, defensa de los servicios públicos básicos, persecución de la injusticia, veracidad ……esto es lo que piden los ciudadanos de sus políticos e instituciones, en muchos casos aislados y escoltados en la nube del formalismo y protocolo democráticos.

La mayoría de los que gustan sentirse líderes,  manifiestan haber escuchado el mensaje del pueblo el 25M,  y que seguirán trabajando en Europa al lado de los ciudadanos que peor lo están pasando; es conveniente poner en común los mensajes que cada uno de ellos escucha, ello enriquecería con interesantes matices el servicio público que todos ellos DEBEN prestar al pueblo español en el parlamento europeo y en todas las instituciones representativas en todos los ámbitos territoriales.

Ni que decir tiene que tenemos inflación de ofertas políticas de izquierdas y eso confunde,  y no es bueno, nada bueno, para esa mayoría de votantes que no pueden ser representados por políticos conservadores. Ese es un gran déficit, EL DEBE, de todos los responsables de las siglas de izquierda, que tienen la obligación ética y humanitaria de asumir su responsabilidad con humildad y honestidad y esforzarse en cooperar por el bienestar de la población, sin escudarse en el “y tu mas que yo” ni desencuentros anacrónicos.

 Alguien dio un paso adelante asumiendo su responsabilidad interna y otros aún no, pero aclaremos que la fragmentación y enmarañamiento de la convivencia democrática en España excede de la dispersión electoral progresista, teniendo mucho que ver con los privilegios y cobros en B protagonizados por muchos políticos de derechas, simpatizantes y colaboradores (obviando la ley y los usos y costumbres que la mayoría considera decentes) frente al empobrecimiento de la población, lo que está provocando esa alienación de los ciudadanos a los dos grandes bloques citados: los protegidos y amparados por la élite conservadora y los olvidados, perjudicados u oprimidos por ella;  en este caso, los apellidos elitistas no son objeto de apartheid o revanchismo,  sino de mimo privilegiado y trato de favor, ¡faltaría más!.



http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/esos-apellidos_807125.html