martes, 14 de julio de 2015

LA TRANSPARENCIA ATASCADA EN EL EMBUDO



La Transparencia en la gestión de las instituciones públicas es algo que todos hemos asumido como objetivo necesario y urgente, al menos en apariencia, porque seguimos constatando como siempre surge algún caso nuevo en el que nos hemos desviado de los pasillos iluminados para deambular por zonas de penumbra de la alegalidad o de la amoralidad, pudiendo recurrir a diversos ejemplos muy recientes en estos últimos tiempos de mudanzas, en los que algunos procuran dejarlo todo atado y bien atado (y en la mayoría de los casos, bastante enredado). 

Tenemos que seguir avanzando en ese propósito, y no será difícil, puesto que el consenso visible de grupos y colectivos es aparentemente generalizado, pero ¡ojo! ¿qué pasa en la intimidad de cada uno y cada una, qué pasa en Ikea, república independiente de mi casa? ¿Qué pasa con la responsabilidad social corporativa de empresas, instituciones financieras, corporaciones, asociaciones, fundaciones y Ongs de todo tipo? etc. que son privadas, pero relacionadas, dependientes y cofinanciadas con y por las entidades públicas de una u otra manera.

La mera apariencia de transparencia no nos hace transparentes, ni basta colgar mas o menos información en internet, si resulta posible que permitamos, y recurramos, a otras entidades exentas del cumplimiento de la legislación de contratos públicos, por ejemplo; son numerosos los casos de asociaciones, fundaciones, patronatos y ongs  que acceden a concesiones, subcontratas, convenios etc. de las Administraciones Públicas para la prestación encomendada de servicios públicos, eludiendo costes laborales, la libre concurrencia o exigencias contempladas en convenios colectivos, e incurriendo en competencia desleal e intrusismo en algunas ocasiones, así como en modos de promoción, dirección y gestión manifiestamente mejorables.

No basta con la transparencia institucional pública, pues ahora la corrupción generalizada es visible, transparente y nos escandalizamos y hartamos algunos, pero otros muchos le echan mucho morro y tiran “palante” silbando el “que me quiten lo bailao”; también hace falta transparencia integral, no formal,  honestidad, solidaridad, compromiso social, respeto por la colectividad y por la convivencia, respeto y lealtad por los demás seres humanos, justicia efectiva y ejemplarizante……..y todo eso precisa que inculquemos en nuestra mente sentido de pertenencia a la sociedad, de probidad, de igualdad, de cultura de paz, de educación cívica y de formación humanitaria.

Me decía un amigo que no había derecho a que en unas familias trabajaran ambos cónyuges y en otras muchas no consiguiera trabajo ninguno de los dos, que habría que establecer un sistema justo y solidario de reparto del trabajo; yo le dije que estaba de acuerdo, pero que eso no gustaría a todo el mundo por igual, y me pregunté si sería capaz de plantear a su hijo y nuera con dos empleos si estarían dispuestos a ceder uno de los trabajos para sus vecinos sin ningún empleo….. porque solemos exigir a los demás lo que para nosotros relajamos, y siempre vemos una justificación  para obviar en nosotros mismos una prohibición válida para todos los demás (la parte más amplia del embudo mirando hacia nosotros, como siempre).

Mientras que la transparencia e igualdad no sean totales, universales, efectivas y aplicadas desde la voluntad individual, la transparencia institucional sólo será un convencionalismo incompleto, discontinuo, un mero formalismo de fácil cosmética que podrá ser burlado, al amparo de las propias leyes de transparencia y códigos éticos de colorines anunciados a bombo y platillo. En estos tiempos de cortes y recortes, no caigamos en minorar las exigencias de transparencia y buena gestión, la gente corriente pide naturalidad, espontaneidad y autenticidad.


http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/transparencia-atascada-embudo_881651.html